Comprarse el tan ansiado 0km requiere de mucho esfuerzo por lo que no cuidarlo -y en particular su motor- hará que a la larga se gaste más en su mantenimiento e incluso en reparaciones mayores que con un poco de prevención pudieron haberse evitado.
En esta ocasión te daremos cinco consejos que permitirán alargar la vida de tu propulsor y que son muy independientes del mantenimiento regular como la afinación o el cambio de aceite.
1.- conduce con suavidad los primeros kilómetros.
Es natural que si adquirís un vehículo nuevo quieras acelerarlo y sacarlo a ruta para ver cómo se comporta. No obstante esto no es lo más conveniente.
Los autos modernos ya no necesitan el "ablande" de antaño, pero es recomendable que durante los primeros kilómetros de tu unidad (normalmente son 1.600) mantengas un rango bajo de revoluciones, así como variar un poco tu velocidad de vez en cuando. Es decir debes ser gentil con el manejo de tu auto, la idea es que uses todos los cambios de tu auto y no quedarte pegado a uno o dos, ya que al hacer esto lo "revolucionas" demasiado.
Debés consultar tu manual de usuario para obtener mejores resultados pero normalmente no debés ir a más de 120 Km/h durante los primeros 1.100 Km, así como no exceder las 3.500 rpm en los 800 Km iníciales.
¿Por qué hacer esto? Los motores nuevos tienen partes que se necesitan “acostumbrar” al rol que desempeñan –por ejemplo los aros del pistón. Estos necesitan amoldarse a los cilindros de tu propulsor, por lo que se requiere tiempo y un cuidadoso manejo para que esto se dé debidamente. Si los aros no se acoplan bien, el auto podría comenzar a quemar aceite.
Permitir que tu motor se “asiente” puede ahorrarte un buen dinero y al mismo tiempo que éste dure más, es decir, tu propulsor podría dejar de trabajar bien a los 160.000 Km en vez de haberlo hecho hasta los 320.000 Km.
2.- Deja que tu coche se caliente.
Cuando vas a ir a correr en clima frío, normalmente te estiras primero antes de salir, ¿cierto? Entonces por qué conducir tu auto con temperaturas bajas sin dejarlo calentar primero.
El clima gélido es rudo con cualquier motor. Se requiere mayor energía para encenderlo –aún más en lugares donde nieva y se forma hielo- la batería tiene una carga menor. Asimismo el aceite está frío y delgado, lo que hace más difícil que las partes operen. En lo que respecta a la gasolina cuesta más trabajo quemarla cuando está a baja temperatura.
Prender tu motor y dejarlo que caliente por varios minutos no es la mejor idea, ya que en ese estado tu motor prácticamente no hace nada. Asimismo los motores en frío emiten más hidrocarburos contaminantes que los que tu convertidor catalítico puede manejar. Dejar que el propulsor caliente ocasiona que los contaminantes saturen y tapen el convertidor, provocando que deje funcionar adecuadamente.
Lo mejor es encender tu vehículo, esperar de 30 segundos a un minuto, después manejar suavemente permitiendo que el auto se caliente sin acelerar o revolucionarlo de más. Si la temperatura es bajo cero, sólo basta esperar cinco minutos no más.
3.- No acelerar de más.
Sacar al Michael Schumacher que llevas dentro en cada semáforo verde o en vías rápidas no es lo mejor por muchas razones. Al manejar y acelerar muy rápido consumís nafta, contaminas más y corres el riesgo de tener un accidente o que te multen.
En lo que se refiere a tu motor, lo forzas de más al bombear y usar más combustible, igualmente obligas a que los pistones y otras partes móviles trabajen a una mayor velocidad que la óptima.
La velocidad ideal de crucero para la mayoría de los autos y camionetas es alrededor de los 80 y 88 Km/h. Sin embargo ir a 100 requiere un 70% más de caballaje y no digamos a 110 Km/h donde se necesita un 160 por ciento de potencia. Imagina qué tanto debe trabajar tu motor para otorgar dicha potencia.
Lo mejor es mantener una aceleración baja si estás en el tránsito citadino y si salís a la ruta o autopistas, que la velocidad no sea muy alta para que ayudes a que tu motor no se fuerce de más.
4.- Hacer los cambios adecuadamente.
Si tenés uno con transmisión automática, el cambio se hará sólo, no obstante es importante cuidar que tu auto tenga la velocidad correcta.
Es importante tener el cambio correcto cuando estás manejando. Si tenés transmisión manual, ¿nunca notaste que cuando conducís a baja velocidad y tenés un cambio alto, el vehículo empieza a agitarse y a moverse lentamente? A este efecto crea una innecesaria tensión en el motor, además puede dañar las cabezas de los cilindros.
Por otra parte es bueno evitar frenar con motor. Esto es cuando conducís a alta velocidad con un cambio alto, luego rebajas o bajas a una relación menor y quitas tu pie del acelerador. Esto ocasiona que las revoluciones por minuto se caigan y el auto reduzca su velocidad sin usar los frenos.
Aunque lo anterior es efectivo, el frenado con motor puede producir un excesivo desgaste en tu impulsor. Es mejor usar los frenos cuando necesitas reducir la velocidad, después cambiar una relación menor cuando estés en la aceleración correcta. Al hacer esto también pones menor tensión al embrague y a las partes de la transmisión.
5.- Conducir con menos carga.
Los vehículos de uso rudo como las pickups típicamente portan poderosos motores con mucho torque. Esto es porque están diseñados para remolcar y cargar cosas, que muchas veces tienen su mismo tamaño y peso.
Pero vehículos pequeños con motores chicos les cuesta mucho trabajo remolcar cosas muy pesadas. Ellos pueden no poseer el torque y la potencia necesarias para mover botes, casas móviles u otros autos.
El remolcar grandes objetos crea una fuerte tensión en el motor, lo que puede dañar diversas partes y reducir la vida del mismo. Si te preocupa cuánto peso puede remolcar tu vehículo, lo mejor es consultar el manual de usuario y mejor aún es usar una unidad diseñada para ese tipo de actividad.
Por otro lado el reducir la cantidad de peso en tu unidad ayuda a disminuir la carga de trabajo del motor. Igualmente mejoras el rendimiento de combustible. En otras palabras trata de no viajar con muchas cajas o equipo pesado en tu auto de manera frecuente, a menos que sea muy necesario.
Si sigues estos consejos y realmente haces un esfuerzo por cuidar tu motor, puedes ahorrarte mucho dinero.
Asimismo verás beneficios reflejados como rendimiento de combustible y menos desgaste en autopartes.